November 15, 2018

Familia y cultura en Colombia: 1968-2018 50 años de vigencia de un tema



FAMILIA Y CULTURA EN COLOMBIA: 1968-2018 50 AÑOS DE VIGENCIA DE UN TEMA

Luis Julián Salas Rodas

Sociólogo
Especialista y Magíster en Ciencias Sociales
Magíster en Ciencias de la Educación
Blog en Google: familia y otros
Luijus34@gmail.com
Twitter: @LuisJulianSalas 

Medellín - Colombia



Tres son los objetivos  de este ensayo argumentativo: 1) dar cuenta de los cincuenta años de la obra cumbre de la antropóloga colombiana Virginia Gutiérrez de Pineda: Familia Y Cultura en Colombia; 2) comentar algunos cambios, transformaciones y permanencias  de las familias durante este período de tiempo,  3) rendir homenaje a su vida, memoria y obra científica.

Antecedentes y contexto

Familia y Cultura en Colombia: tipologías, funciones y dinámica de la familia. Manifestaciones múltiples a través del mosaico cultural y estructuras sociales, fue la obra cumbre de la antropóloga y etnóloga colombiana, profesora emérita de la Universidad Nacional de Colombia, Virginia Gutiérrez de Pineda. (Q.E.P.D.). En la presentación que en 1968, año de su publicación, el antropólogo Miguel Fornaguera señaló:

En ella por primera vez en Colombia se desarrolla el tema de la familia de manera científica y sistemática, buscando establecer un marco teórico general, dentro del cual  se incorpora y organiza la rica variedad de formas familiares que presenta la realidad de nuestra vida colectiva. A las versiones monolíticas, estereotipadas e ideales de “una familia colombiana” la autora contrapone el variadísimo mosaico tipológico desarrollado bajo la influencia de subculturas regionales, áreas urbanas y rurales, clases sociales, formas de tenencia y propiedad, etapas del ciclo vital de la institución, etc. Sin proponérselo, sin ánimo polémico, mostrando la escueta y compleja realidad, la autora destruye una gran cantidad de mitos interpretativos y actuantes, creados en Colombia alrededor de esta institución fundamental.

Ciertas y aún vigentes las palabras del antropólogo Fornaguera, quien en 1968, fungía como Director de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia, acerca de la importancia y los alcances de la publicación de la doctora Virginia.

En 1993 el antropólogo Hernán Henao Delgado (Q.E.P.D.) alumno de la Doctora Virginia era Director del Instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia, Iner, hizo posible la tercera edición de Familia y Cultura en Colombia. 25 años después  de su primera publicación  el antropólogo Henao escribió en el prólogo los siguientes comentarios:

Hoy,  más que ayer, las palabras de Fornaguera tienen validez- Porque en este libro se encuentra una guía teórica y metodológica para comprender el polimorfismo familiar característico del país.
El mapa de la familia en Colombia – porque no puede hablarse de familia colombiana- tiene en las ciudades una complejidad que ya insinuaba la autora al enseñar el peso de las uniones consensuales como respuesta a los patrones cerrados impuestos por la Iglesia y el estado de la época.    
   
Las imágenes culturales con las cuales, aún hoy, se tipifican las regiones, se definen con precisión en esta obra. En ella se dibujan los rasgos característicos de los hombres y las mujeres de los distintos complejos culturales colombianos.

Este libro sugiere también a las nuevas generaciones de investigadores sociales caminos para abordar el trabajo en zonas de frontera cultural, que el país representa tanto los nuevos territorios que se han incorporado a la economía y a la política –Urabá, Magdalena Medio, Orinoquia, Amazonia, Pacífico – como los centros urbanos en donde las tipologías se entrecruzan para producir el resultado polifórmico antes enunciado.

Pero existe además un énfasis en la obra de la autora que no se ha resaltado hasta ahora: los estudios de género. Ella es pionera, tanto nacional como internacionalmente, en esta problemática, porque mucho antes de que el movimiento feminista pusiera el dedo en la llaga de la opresión masculina, Virginia estaba formulando tesis sobre las variantes del machismo en Colombia, sobre los cambios por regiones en las actitudes de las mujeres respecto a su función materna y sus demandas eróticas y afectivas. Las imágenes del hombre y la mujer recogen sus estudios de los complejos culturales regionales. La reconstitución familiar la lleva a repensar los estatus y roles del padre, la madre y el hijo en el contexto de la familia padastral y las familias superpuestas. La familia sin hijos, como opción homo y heterosexual, la ha obligado a tocar las fibras más sensibles del mundo cultural urbano en conformación en el país.

La socióloga,  antropóloga, alumna y colega de la profesora Virginia escribió, también, del libro Familia y Cultura en Colombia:

En este contexto y con rigor metodológico, Virginia Gutiérrez de Pineda muestra por primera vez que el país tenía no una familia, sino una variedad de tipos de familiares que clasifica y describe con minuciosidad, para concluir que cada variedad tipológica responde a la interdependencia con contextos  ambientales, sociales, económicos, religiosos, culturales y psicológicos de características específicas en cada “complejo cultural”, delimitados y dibujados por ella en el mapa de Colombia, para luego seguir clasificando con más detalle sus particularidades en los diversos estratos socioeconómicos de cada región. Es un trabajo de filigrana que exige una mente curiosa, atenta y reflexiva, además de una inmensa capacidad organizativa. (2).

Previo al libro de Familia y Cultura en Colombia, investigación que inicio en 1965,  la profesora Virginia publicó, en 1963 el texto: La Familia en Colombia. Trasfondo Histórico. De este libro dice la autora que surgió cuando:

Yo empecé a preguntar por qué esta diversidad. Por qué Antioquia es así, por qué Santander es asá. Por qué no puedo compararlo con Nariño y con Boyacá. Por qué la Costa es diferente. Entonces me dije, eso tiene que tener un origen y me fui a los archivos y empecé a rastrear la familia india, la familia negra y la familia blanca y luego la inculturación de los tres.

Vino en seguida el cuestionamiento por el presente, por las características de cada región…que factores intervinientes están pesando en cada región. La religión, la economía, la educación, para conformar unidades opuestas y distintas…Esas regiones no resultan de intuiciones mías sino  de muestreos y de cifras estadísticas complementarias. (1).

Mientras en la investigación de La Familia en Colombia. Trasfondo Histórico la profesora Virginia se basó en fuentes documentales, secundarias, de los cronistas españoles y los archivos históricos para estudiar los orígenes y sistemas de la familia india o americana y la hispánica,  la negra y el mestizaje, en la investigación de Familia y Cultura en Colombia ella fue al terreno, a los sitios de vida de las familias, contactó las fuentes primarias, hizo empleo de muestreos representativos,  aplicó  cuestionarios, y  usó diferentes herramientas metodológicas, cuantitativas y cualitativas, así como  técnicas de inmersión etnográfica que le posibilitaron contrastar la evidencia empírica encontrada con la construcción teórica de los Complejos Culturales. Dos investigaciones que se complementan, dos momentos distintos, de un solo plan de estudio y de trabajo frente al tema de familia.

Permanencias y nuevas realidades políticas, familiares, sociales y culturales

Cincuenta años, cinco décadas, han transcurrido desde la primera edición del libro Familia y Cultura en Colombia.  Muchos, variados, profundos y diversos cambios han atravesado las familias, urbanas y rurales, del país Transformaciones resultado de, también, cambios en los órdenes político, económico, social y cultural de la sociedad, el Estado colombiano y del mundo. En los años sesenta del siglo XX imperaba el régimen político bipartidista de liberales y conservadores del Frente nacional  que pacificó al país de la violencia política de los años 40 y 50 pero que dio origen a los movimientos guerrilleros que persistieron durante las cinco décadas siguientes y que junto con los grupos paramilitares y agentes del Estado dieron origen al desplazamiento forzado  y de refugiados de millones de personas y familias del país.

El modelo hegemónico y mayoritario de la familia nuclear, papá, mamá e hijos, herencia histórica del régimen patriarcal occidental fue cuestionado desde los movimientos feministas y derogado desde la Ley, aunque subsiste en las creencias y mentalidades de personas y sectores de la sociedad. La industrialización, la migración campo-ciudad, la larga permanencia del conflicto armado, entre otras causas, han dado como resultado que el 79% de la población del país viva en los centros urbanos que representan tan solo el 15% del territorio nacional mientras que el 15% de la población reside en el 85% del territorio, es decir en la ruralidad. Hoy existen alrededor de 14.000.000 de hogares y 49.000.000 de habitantes mientras que en 1968 vivían alrededor de 20.000.000 millones. En cincuenta años el país duplicó su población.  La tasas global de fecundidad pasó de siete hijos por mujer se pasó a dos hijos dando como resultado variaciones significativas en los aspectos demográficos de la población y el tamaño de las familias: efectos, además, de las políticas y programas de planificación familiar. (Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS). 2015). 

Con la denominación de la categoría de Complejo Cultural Virginia Gutiérrez describió y analizó, desde una perspectiva e inmersión etnográfica, cuatro Complejos Culturales: el andino o americano; el santandereano o neo-hispánico; el negroide o litoral fluvio  minero; y el antioqueño o de montaña. (La doctora Virginia señala en el prólogo de la investigación la ausencia de otras zonas del país que no pudo estudiar por problemas de orden público como los departamentos de Tolima, Huila, Meta y lo que en esos años se llamaban los Territorios Nacionales).  En cada uno de dichos Complejos la autora estudió y dio cuenta del hábitat, las instituciones, la economía, la religión, el status y función,  y la tipología familiar. La tesis planteada y demostrada era que Colombia al ser un país de regiones y diverso en lo social y cultural lo era también en la estructura, funcionamiento y tipología familiar.

La categoría de los Complejos Culturales Familiares sustentada por la profesora Virginia desde la investigación social, en los años sesenta del siglo XX,  fue precursora del reconocimiento jurídico y político que la Constitución de 1991 hizo de Colombia como un Estado-Nación pluriétnico y multicultural donde la mezcla, el mestizaje,  de tres culturas: indígenas, europeos y africanos asentadas en distintas regiones del territorio conformaron un país diverso en todas las expresiones de la vida humana y social. La profesora Virginia tiene el mérito de haber sido la primera estudiosa en demostrar, con rigurosa evidencia científica desde la antropología, la sociología y la etnografía, que la formación histórica de la familia en Colombia no obedecía a un único modelo hegemónico de corte católico, apostólico y romano, imperante en todo el territorio, tal  como afirmaban, en su época, eminentes jerarcas y  laicos católicos sino que tenía origen, como ya lo mencionamos,  en la diversidad de estructuras, composición y tipologías familiares de acuerdo con la región que se habitaba. Regiones muy delimitadas geográficamente y con pocas vías de comunicación terrestre entre sí por los obstáculos que imponía la agreste naturaleza de entonces. Este reconocimiento al valor y riqueza de la socio diversidad y multiculturalidad de las poblaciones en sus formas de vida, habla, acentos, tradiciones, costumbres, hábitos alimenticios, pautas de crianza, sistemas de creencias y régimen económico, fue la base al posterior  reconocimiento, también, de los derechos políticos y a la permanencia en los territorios ancestrales de las etnias indígenas, los afrodescendientes, los raizales y el pueblo Rom, en Colombia, en la Constitución de 1991.

En el caso específico  del complejo cultural  de montaña o antioqueño lo caracterizaba, así, la doctora Virginia:

La institución religiosa alcanza en este complejo su plenitud máxima, como posición en la sociedad y proyección ética sobre el individuo y la estructuración familiar. La unidad doméstica se configura con base en el matrimonio, siendo este complejo el que suministra más altos porcentajes de nupcialidad, mínimos de relaciones de relaciones consensuales y lógicamente los más altos índices de legitimidad. Las uniones de facto, marcadamente escasas, aparecen  en las zonas urbanas y en los linderos del complejo con otras subculturas. La familia presenta un marcado sabor patriarcal, y fuerte nexos familiares en la unidad extensa unilineal uterina. (Op.Cit. Pág.: XXXIII).

En el 2013 la Gobernación de Antioquia, la Universidad EAFIT y la firma encuestadora INVAMER realizaron el estudio: valores, representaciones y capital social en Antioquia. En dicho estudio se indagó a 2.400  personas, de 9 subregiones, del departamento su percepción respecto a la familia como institución llegando a la siguiente conclusión:

Independientemente de cualquier consideración teórica o normativa, la familia es la institución en la que más confían los habitantes de Antioquia. Los datos apenas difieren en pocos puntos porcentuales entre la metodología de encuestas y la metodología experimental. La familia goza de más confianza que cualquier grupo informal o formal de la sociedad civil y mucha más confianza que cualquier entidad estatal, por lo cual puede afirmarse ­­-sin lugar a dudas- que es parte fundamental de la estructura básica de la sociedad antioqueña (…) La familia, en Antioquia, también es  también es el principal medio de socialización de las personas. Cada habitante del departamento se relaciona en promedio con 6.4 familiares, diferentes a los que viven con él en el mismo hogar.  (3).

La referencia, arriba citada, da cuenta de que a pesar del tiempo transcurrido, 45 años, y los cambios en la familia del complejo cultural de la montaña o antioqueño, las personas de este departamento la siguen percibiendo y valorándola en forma positiva.

UBICACIÓN GEOGRÁFICA DE LOS COMPLEJOS CULTURALES
1965 – 1968



Fue ella quien acuño el concepto de polimorfismo familiar varia denominar las distintas formas de organización familiar  que puedan darse en una sociedad. Concepto que no ha perdido vigencia. Todo lo contrario, por cuanto sigue denominando las dinámicas de cambio de las familias del país en las distintas regiones y centros urbanos, tal como lo registra la investigación de la Encuesta de Demografía y Salud, ya citada:

En cuanto a los tipos de familia, un tercio del total de los hogares del país (33.2%) se conforma por familias nucleares biparentales (ambos padres e hijos), 12.6% por nucleares monoparentales (falta el padre o la madre) y 9.8% de ellas por parejas sin hijos; 12,8% son ocupados por familias extensas biparentales (pareja, más hijos sol o casados y otros parientes); 2.9% pertenecen a parejas sin hijos junto con otros parientes y 4.5% de los hogares del país vive el jefe con otros parientes. (www.elheraldo.co/12 de diciembre de 2016).
Fuente: Encuesta Nacional de  Demografía y Salud. Profamilia. 2015.

Un fenómeno creciente en los últimos cincuenta años  es el constante aumento de las uniones maritales de hecho o uniones libres de las parejas que no optan por el matrimonio religioso o civil:

El Mapa Mundial de la Familia 2015, un informe elaborado por Child Trends y Social Trends Institute, ratificó los indicadores que ha venido mostrando Colombia desde el 2010 en materia de estructura familiar y que lo dejan como el país con mayor registro de adultos en edad reproductiva, 15 a 49 años,  que viven en unión libre, con un 35%, entre 49 naciones valoradas. Colombia reporta el índice más alto de Suramérica de niños que nacen por fuera del matrimonio, con un 84% (…) también presenta los porcentajes más altos de la región de niños que viven con un solo padre (27% y sin sus padres (11%) y el más bajo en cuanto a niños que viven con sus dos padres (62%)

En 1968, con la Ley 75, se creó, en la administración del presidente Carlos Lleras Restrepo, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF, con el propósito de atender a “la niñez desamparada” bajo la modalidad de Hogares Infantiles y los casos de demanda de paternidad. En la actualidad la atención a la Primera Infancia es una política pública reconocida por la Ley.

En 1989, con la expedición del Decreto 2737, se crean las Comisarias de Familia con el fin de atender la problemática de la violencia intrafamiliar, de pareja.  El maltrato y el abuso sexual. Si bien el Estado y la sociedad colombiana dispone, ya, de una institucionalidad y normatividad, en estos temas la problemática sigue activa de lo cual dan cuenta las estadísticas oficiales. Hoy como ayer la violencia y la agresión se siguen presentando en las relaciones familiares con mayor frecuencia e intensidad que la violencia social y política. No ha sido posible desterrarla de la mentalidad, de las creencias y de las pautas de crianza. La violencia como forma de resolver los conflictos interpersonales e intrafamiliares sigue anclada y legitimada en la cultura.

Un hecho positivo de estos últimos cincuenta años  ha sido la participación, el avance de las conquistas y derechos de la mujer en la familia, la sociedad, la educación y los ámbitos laboral  y político. La Ley eliminó todas las formas legales y jurídicas de discriminación a la mujer. Los movimientos feministas, las organizaciones comunitarias de mujeres,  y los aportes de la academia en los estudios de género han contribuido, sin duda, al cambio favorable de la percepción e inclusión de las mujeres. La reducción del analfabetismo y el acceso masivo de las mujeres a todos los niveles de la educación formal son hechos notorios e importantes del cambio social en el país. Sin embargo, aún persisten creencias y prácticas discriminatorias y machistas que ponen obstáculos y ejercen violencia contra ellas.   A diferencia de hace cincuenta años cuando no se hablaba del enfoque de género y del enfoque de los Derechos Humanos nuevos discursos y prácticas cuestionan el ejercicio autocrático del poder en las familias con el propósito de construir nuevas relaciones de respeto, de igualdad y democracia entre sus integrantes. Se aboga por la “democracia en la familia y la familia en la democracia” para superar las situaciones de discriminación, exclusión y arbitrariedad heredadas del antiguo régimen patriarcal, el cual era avalado por el Código Civil de 1873, la iglesia católica y las costumbres sociales.
   
Un hito histórico para las familias del país fue el reconocimiento de ellas como Sujeto Político en la Constitución de 1991, lo que no había en la Constitución de 1886. Este reconocimiento hizo obligatorio para el Estado la protección integral, la cual se desarrolla, con la promulgación de leyes como la  Ley 294 de 1996 de Violencia Intrafamiliar, luego, en la Leyes 1361 de 2009 y en la 1857 de 2017.  La Ley 1361 le concede a las familias otro reconocimiento: el de Sujeto Colectivo de Derechos y Obligaciones. 19 derechos para las familias y 10 deberes, para el Estado y la sociedad y de acuerdo al principio de corresponsabilidad, otorgan esta Ley a las familias; también obliga a los entes territoriales a formular políticas públicas para apoyar y fortalecer a las familias en sus jurisdicciones.  Sin embargo, aún no todos los entes territoriales han acatado el mandato de la Ley  y lo que es más grave y preocupante es que las familias siguen desconociendo los derechos otorgados, no los reclaman por cuanto no han tomado conciencia del alcance que pueden tener si obran como Sujeto Colectivo de Derechos y Obligaciones. Para ello es indispensable que dejen de ser percibidas como objeto de la beneficencia, la caridad, la filantropía y la asistencia permanente del Estado, la sociedad, la cooperación internacional, las ONG  y las iglesias. Se requiere un cambio radical en la mirada y las acciones de los actores sociales y políticos frente a las familias por cuanto ellas deben pasar de ser el sujeto pasivo de las intervenciones a constituirse en el sujeto activo de su propio destino, es decir, asumirse como actor social y político con capacidad propia de agencia, representación, interlocución y decisión. Para el logro de este propósito es menester que las políticas públicas, de apoyo y fortalecimiento, posibiliten y motiven este cambio. Es menester, también, insistir en afianzar el enfoque de los Derechos Humanos como salvaguarda de la dignidad humana y de la vida digna, enfoque que debe articular y conciliar la unidad persona-familia en el sentido de hacer compatibles los derechos individuales de las familias con los derechos colectivos de las familias. La Constitución de 1991  reconoció a los niños, niñas, adolescentes, mujeres y personas mayores derechos específicos, los cuales se han ejercido mediante la formulación y ejecución de políticas públicas lideradas por los entes territoriales del Estado. De lo que se trata es articular estas políticas con los lineamientos ordenados por las Leyes 1361 de 2009 y 1857 de 2017 y con las políticas departamentales y municipales de familia.

Hace cincuenta años no existía la concepción neoliberal del Estado y la sociedad que hoy rige el desarrollo del capitalismo a nivel global.  Un paradigma que apela a la exaltación, a ultranza, del individualismo, de la competencia en contra de la colaboración y la solidaridad que brindan las  relaciones familiares y comunitarias. El neoliberalismo ha hecho del Mercado el lugar, máximo, de satisfacción, de los deseos, del éxito, del reconocimiento, de la acumulación de riqueza de los individuos en desmedro de otro tipo de esfuerzos cooperativos y de vínculos estrechos entre las personas. La ideología neoliberal hace creer al individuo que sus logros de vida pueden darse apelando, de manera preferente, a su propia gestión, a sus propias capacidades biológicas e intelectuales sin tener que depender de ningún grupo humano o institución del Estado.

El psicólogo, Doctor en Ciencias Sociales y profesor de la Universidad de Antioquia Mauricio Bedoya Hernández expresa al respecto:

El sujeto contemporáneo producido por el neoliberalismo es aquel que debe saber que cuenta con unos recursos humanos que lo habilitan para generar ingresos, pero, al mismo tiempo, reconoce que está sometido, como cualquier empresa, a los riesgos e incertidumbres inherentes al mercado; en consecuencia, es un sujeto que debe hacer gestión de sus capacidades y asumir costos y los riesgos psíquicos y materiales de su supervivencia, convirtiéndose en empresario de sí mismo y desresponsabilizando al Estado. (4).

El  aumento de los hogares unipersonales, en todos los países occidentales, es muestra que la vida personal puede prescindir de la vida familiar cotidiana así se mantengan, con poca frecuencia y baja intensidad, relaciones y comunicación con la familia de origen. Más, sin embargo, persiste en el imaginario popular la  familia nuclear como la idealización de la familia completa y anhelada mientras que la realidad, la academia y las altas cortes nos señalan las estructuras, composición y dinámicas de las nuevas formas de organización familiar.  Subyace en las propuestas oficiales la tendencia a hacer visibles, en las familias, concepciones y prácticas de lo que la socióloga, investigadora y experta en temas de familia, María  Cristina Palacio Valencia ha denominado la nostalgia restaurativa y adaptativa de la familia. (5).

En los cuatro Complejos Culturales que la antropóloga Virginia Gutiérrez dio cuenta, en la década de los años sesenta del siglo XX, se denota el peso que aún tenía la vida familiar en las creencias, actitudes y conductas de las personas. El peso de las tradiciones, las costumbres y normas se hacía sentir en el mantenimiento de los vínculos afectivos y emocionales. Tener y hacer parte activa  de una familia era fundamental para la aceptación social y el desempeño laboral de las personas. Hoy como resultado de la asunción por parte de las instituciones de tareas y funciones antes de desempeño exclusivo de las familias y de la exaltación de la ideología neoliberal,  algunas de las funciones a ellas asignadas se han despontenciado. Unas para bien y otras no tanto. Las funciones de socialización primaria, de expresión emocional y de vínculos afectivos estables se han debilitado. Cuando  situaciones de maltrato, abuso, violencia y de agresión, física y sicológica, se instalan en la comunicación, en la la cotidianidad y en  las relaciones intrafamiliares la familia deja de ser un entorno protector de sus  integrantes para convertirse en un entorno destructor de los mismos. Los adelantos tecnológicos de la virtualidad y la influencia de las redes sociales han impactado el funcionamiento y la dinámica de  las familias de una manera imprevista y apenas nos estamos ajustando y tomando medidas ante estas nuevas realidades.

Otro cambio notable, desde 1968 hasta el presente, ha sido la pérdida de poder e influencia de la iglesia católica en la vida social, personal y familiar como lo hacía y se reconocía en el pasado. Desde el púlpito y desde la jerarquía eclesiástica la iglesia católica impartía normas, regulaba conductas y determinaba directrices públicas en concordancia con su moral religiosa y el Estado confesional regido por la Constitución de 1886, donde sólo se reconocía como legal el matrimonio católico, por cuanto no podían los creyentes de esta religión casarse por lo civil sin renunciar a su fe, so pena de excomunión, (Ley 14 de 1887), y no era posible el divorcio sino la nulidad del matrimonio. El madresolterismo que antes era  condenada por la iglesia católica y la sociedad, la que era vista como una patología socia hoy, dentro del concepto de libre desarrollo de la personalidad y las técnicas de reproducción in vitro, es considerada como una opción de vida que no implica estigma o disfuncionalidad. El paso de un Estado confesional a uno laico, dado por la modernidad y la reforma al concordato con el Estado Vaticano de 1973 (que permitió que los católicos se casaran por lo civil sin renegar de su fe, además de permitir el divorcio civil), y la Constitución Política de 1991 influyeron, en forma decisiva en dicho cambio. Sin embargo la pérdida del estatus social y político de la iglesia católica ha visto la aparición, y consolidación, de nuevas iglesias cristianas y evangélicas, que a tenor del principio constitucional de la libertad de cultos, han prosperado en las creencias y prácticas religiosas de las personas y familias del país.

El decreto 2820 de 1974 reconoció iguales derechos para hombres y mujeres y eliminó la institución de la  potestad marital, heredada del régimen de la familia patriarcal romana, que obligaba a la mujer obediencia y sumisión  al esposo, dando a ambos la custodia compartida de la patria potestad sobre los hijos.
   
Con relación a las políticas sociales del Estado para las familias ha habido avances objetivos que antes no se tenían.: un avance el apoyo del cuidado y atención de la infancia para los padres y madres trabajadoras. Un avance la garantía de la gratuidad de la educación primaria y secundaria oficial que antes debían pagar las familias. Un avance la cobertura y el acceso a los sistemas de salud y seguridad social. Un avance la política de subsidios a los servicios públicos domiciliarios de las familias de estratos bajos. Un avance la extensión de acceso  a la vivienda de interés social  con subsidio a la cuota inicial y la tasa de interés. 

Hoy las familias están en la agenda pública, se hacen visibles, son del interés de los actores sociales y políticos. El Estado las considera como medio y objetivo en los programas de superación de la pobreza y la cohesión social. Existe una política pública de apoyo y fortalecimiento reconocida por el Estado a cargo del Ministerio de Salud y Protección Social y una Ley, la 1361 de 2009, que obliga a los entes territoriales a formular la política pública de familia en sus jurisdicciones bajo el reconocimiento de Sujeto Colectivo de Derechos y Obligaciones. (6).

La familia sigue siendo el primer grupo social de formación y socialización del ser humano, con capacidad de agencia y de transformación social si el Estado y la sociedad las apoyan y acompañan  siguiendo el principio constitucional de corresponsabilidad. La propuesta, de iniciativa parlamentaria, de crear el Ministerio de Familia va en el mismo sentido de reconocer su importancia en el diseño, implementación y consecución de mayores recursos. (Ver en Google: ¿Qué puede y no puede hacer un Ministerio de Familia por las Familias de Colombia?).
       
Sin caer, tampoco, en la ideología del familismo, en el sentido que las familias no son ni la salvadoras ni las destructoras de la sociedad si es conveniente su fortalecimiento como contrapeso a las acciones de la ideología neoliberal que privilegia el individualismo y el despliegue máximo delas capacidades al servicio de los intereses del mercado. Los valores humanos de la solidaridad, la colaboración y la afectividad que se dan en las familias como, capacidad de agencia y formación del ser humano deben seguir promoviéndose para contrarrestar la influencia, de carácter hegemónica, que pregona la ideología neoliberal. Y esta importante tarea debe hacerse, de manera preferente, en los tiempos de la infancia y  adolescencia de los hijos.

Situación y perspectivas de la investigación en familia

De la producción investigativa de la doctora Virginia la profesora Ximena Pachón, de la Universidad Nacional escribió:

Cuando se explora la obra de Virginia Gutiérrez de Pineda asombran muchas cosas, pero tal vez es la “exuberancia” la característica que más llama la atención. Exuberancia en cuanto al monto de su producción, la que fue infatigable desde el principio hasta el fin. Exuberancia que surge igualmente de cada una de sus obras, mirada aisladamente. Dentro de su vasta producción no existe ninguna obra que se refiera a un aspecto pequeño, que esté circunscrita  a un espacio geográfico de dimensiones reducidas o que abarque un lapso de tiempo reducido. Su visión siempre fue macro, abarcó todo el país, o máximo se circunscribió a una región específica, como fue el caso de Santander. Pero en estos casos, el número de variables que tomaba, el cúmulo de información que recogía, que sistematizaba y analizaba era tal, que convertía sus estudios en empresas de grandes dimensiones.  (7).

Si bien la academia y los centros de investigación social no han dejado de realizar estudios, cuantitativos y cualitativos, acerca de los cambios y las dinámicas de las familias del país, estos estudios se han circunscritos a regiones, centros urbanos y localidades, y a asuntos específicos y puntuales. No hay una línea interdisciplinaria, continua y permanente de investigación en familia en el país.  La verdad es que desde la publicación de Familia y Cultura en Colombia, en 1968, no se ha realizado en Colombia una investigación sobre las familias  del alcance, la profundidad y el impacto del realizado por la doctora Virginia Gutiérrez de Pineda. Sin embargo es de destacar la ejecución de tres investigaciones, en una alianza de universidades públicas, coordinada, por la trabajadora social y profesora especial de la Universidad Nacional Yolanda Puyana Villamizar: Padres y Madres en cinco ciudades colombianas: Cambios permanentes, (2003): Familias colombianas y migración internacional: entre la distancia y la proximidad (2013); y la organización social del cuidado en cinco ciudades colombianas (2018). Otras investigaciones importantes de mencionar fueron las realizadas por la socióloga Ligia Echeverri Ángel, en 1984, sobre La familia de  hecho en Colombia: constitución, características y consecuencias socio jurídicas; y,  La nupcialidad en Colombia,  de las sociólogas Lucero Zamudio y Norma Rubiano, en 1991

Después de Familia y Cultura en Colombia la doctora Virginia publicó otros estudios importantes tales como: Estructura función y cambio de la familia en Colombia, 2 volúmenes en 1975; El gamín: su albergue social y su familia, en 1978; Honor, familia y sociedad en la estructura patriarcal. El caso de Santander, en asocio con Patricia Vila; y Miscegenación y cultura en la Colombia colonial 1750 – 1810, 2 volúmenes,  en asocio con su esposo Roberto Pineda Giraldo, en 1999.

Están en mora las universidades, los centros de investigación y Colciencias en emprender, en alianza, en cofinanciación y bajo un enfoque interdisciplinario, una investigación de corte nacional que permita una comprensión científica y global de las permanencias y transformaciones de las familias del país en los últimos cincuenta años. Disponemos, es cierto, la Encuesta  Nacional de Demografía y Salud, ENDS, que cada cinco años, desde 1990, realiza la ONG Profamilia, con el apoyo de otras entidades nacionales e internacionales, pero no es suficiente por cuanto la Encuesta no contempla  todas las dimensiones relevantes que se requieren para el fin propuesto. De gran interés  sería conocer los cambios y reconfiguraciones en los Complejos Culturales a la luz de los procesos de desarrollo del país, las consecuencias  del conflicto armado, sus víctimas, los delitos de lesa humanidad, los cultivos ilícitos, el desplazamiento de millones de personas de sus territorios de origen a otros territorios y muchas otras circunstancias y acontecimientos de orden nacional e internacional que han tenido influencia en la cotidianidad de las familias. Solo la investigación social, permanente, y pertinente, da la posibilidad de conocer las nuevas realidades de las familias para poder contextualizar las políticas públicas, los programas de intervención y la legislación. En este sentido celebramos la iniciativa de la Fundación Antonio Restrepo Barco  al establecer el premio anual, en dinero, a los investigadores en familia del país.

Palabras finales…

Virginia Gutiérrez de Pineda fue pionera en los estudios científicos de la familia en Colombia. Ella trazó caminos, oriento rumbos, dio líneas de acción, influyó en los decisores, públicos y privados, del trabajo con las familias. Fue maestra de maestros. Su legado intelectual sigue vigente y sus textos continúan siendo fuente de consulta obligada. Rememorar su vida y obra, veinte años después de su fallecimiento, es un gesto de gratitud y de aliento para quienes seguimos creyendo y apostando en la importancia de las familias en la vida de las personas, las comunidades y la sociedad. Tuve el privilegio y la oportunidad de conocerla y tratarla en los últimos años de su vida gracias al profesor Hernán Henao Delgado (+), quien fue su alumno en la carrera de antropología en la Universidad Nacional.

En el Boletín Cultural y Bibliográfico Nª 10 del Banco de la República encontramos la siguiente anécdota de los inicios del ejercicio profesional de la doctora Virginia que ilustra su talante humano: 
 
Empezando mi primera investigación sobre Organización Social en la Guajira, en 1947, me encontraba una tarde en la casa de una de las mujeres más importantes de la zona de Maicao. Cristina, recién casada, me contaba con orgullo que su esposo había pagado por ella una dote de cientos de vacunos, mulares, caprinos, más collares, piedras de time, bolívares, etc. Y mientras hacía alarde de ello, yo como mujer de otra cultura me sentía triste y adolorida de que todavía en el país a compra de mujeres. Cuando ella terminó quedo esperando mis elogios, pero yo, que todavía no conocía esa cultura a fondo, ni el significado profundo de lo que oía, guarde profundo silencio. Entonces me preguntó: Virginia, ¿y tú cuanto costaste? ¡Nada! Le respondí orgullosa e indignada, y ella sintió una gran lástima por mí: “pobrecita, no le costaste ni siquiera unas chivas a Roberto (su esposo)”. Después de este suceso se distanció la comunicación entre nosotras. Más tarde sabiendo más, comprendí que cada una de nosotras veía las cosas desde su cultura y que en este sentido tenía mucho que aprender”. (8).

Esta lección temprana de su  ejercicio profesional sigue vigente para todos los que nos dedicamos al estudio y trabajo con las familias. Para comprender los valores, las creencias, costumbres y vivencias de las familias con las cuales interactuamos debemos distanciarnos de nuestras propias creencias, costumbres y vivencias que hacen parte tanto de nuestra familia actual como de nuestra familia de origen.

Retomo las siguientes palabras de la doctora Virginia escribió en el prólogo de Familia y Cultura en Colombia:

Quiero inquietar a otras mentalidades, a otras técnicas y otras disciplinas, para avanzar en este estudio. La institución de la familia constituye un campo desde el cuál se divisan y dentro del cual se proyectan todas las instituciones de la comunidad en sus fallas y en sus aciertos. Focaliza más que ninguna las incidencias del devenir social y cultural patrio y los problemas del morbo social, conformando un punto clave en su cambio.

En el recuento de lo acontecido en las familias colombianas de los últimos cincuenta años se evidencia que la legislación, la normatividad jurídica y la adecuación institucional y política son siempre reactivas y posteriores a la dinámica de los cambios familiares, económicos, sociales y culturales. Toma tiempo interpretar, incorporar y conciliar desde el Estado las transformaciones de la sociedad. Igual puede afirmarse de la resistencia de grupos sociales conservadores al cambio en las creencias, las mentalidades y a la deconstrucción de imaginarios y concepciones del pasado.  Nos volvemos a referir a la categoría de La nostalgia restaurativa de la familia nuclear, de la familia de Nazaret que pervive aún, en muchas personas, contrastando con la realidad de las nuevas formas de organización familiar, de los nuevos discursos y prácticas de vida cotidiana familiar que ya no responden a ese modelo que una vez fue hegemónico. Fuerzas de permanencia, formas transitorias y  corrientes de cambio se dan, en forma simultánea, en los procesos y dinámicas familiares.

Las familias no son ni las salvadoras, ni las destructoras de la sociedad. Son el resultado  de los hechos y circunstancias del devenir histórico de la sociedad.   Una pregunta: ¿Son, sí o no, las familias las responsables de la socialización primaria, de la crianza, de la formación de los hijos e hijas, del cuidado y cooperación de sus integrantes, de la expresión de la solidaridad, del mantenimiento de  vínculos afectivos? ¿Y, si no es así, a que grupo social o conjunto de instituciones corresponderá el desempeño de estas  funciones indispensables para el orden social y el desarrollo integral de las personas? No hay lugar a equívocos: todas aquellas funciones y responsabilidades que las familias no puedan, no quieran o estén en imposibilidad de cumplir con respecto a la protección cuidado y bienestar de sus integrantes le toca al Estado y a la sociedad asumirlas con grandes costos y repercusiones.  De ahí lo imperioso que es para el Estado y la sociedad apoyar, acompañar y fortalecer, bajo el principio de la corresponsabilidad constitucional, a las familias en el desempeño de sus funciones y responsabilidades.

Retomo, al respecto,  las siguientes palabras que de la doctora Virginia escribió en el prólogo de Familia y Cultura en Colombia:

Quiero inquietar a otras mentalidades, a otras técnicas y otras disciplinas, para avanzar en este estudio. La institución de la familia constituye un campo desde el cuál se divisan y dentro del cual se proyectan todas las instituciones de la comunidad en sus fallas y en sus aciertos. Focaliza más que ninguna las incidencias del devenir social y cultural patrio y los problemas del morbo social, conformando un punto clave en su cambio.

Las razones y motivaciones de la vigencia del tema de familia, tanto hoy como ayer, hacen imprescindible la relectura juiciosa del libro Familia y Cultura en Colombia para las nuevas generaciones de investigadores que se inquietan e  interesan por conocer y profundizar en las vidas de las familias de Colombia.


Reconocimientos

Tuvo en vida la doctora Virginia destacados reconocimientos públicos a su labor y trayectoria  docente e investigativa. Menciono algunos:

El presidente Belisario Betancur Cuartas condecora a la doctora 
Virginia Gutiérrez de Pineda en el marco de la celebración del 
Año Interamericano de la Familia de 1983
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La doctora Virginia Gutiérrez de Pineda, nombrada 
Directora Honoraria del Segundo Congreso Latinoamericano de Familia Siglo XXI,
realizado en Medellín en 1998, un año antes de su fallecimiento. 
A su lado su discípula, la socióloga y antropóloga  Ligia Echeverri Ángel.
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En el 2016 el Banco de la República rindió homenaje 
a la vida y obra de la Doctora Virginia Gutiérrez de Pineda
al colocar su imagen en los nuevos billetes de $10.000
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De izquierda a derecha: las trabajadoras sociales: 
Piedad Estrada, Paola Barreto, Luz Marina Villa de Yarce,
el sociólogo Luis Julián Salas Rodas, la doctora Virginia Gutiérrez de Pineda,
la socióloga Norma Rubiano y el doctor Roberto Pineda Giraldo, esposo de la doctora Virginia. 
Encuentro en la IV Conferencia Iberoamericana sobre Familia 
realizada en Cartagena de Indias en septiembre de 1997.

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Ver entrevista a la antropóloga Virginia Gutiérrez de Pineda: 
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Publicado el 24 may. 2018

BIBLIOGRAFÍA

Gutiérrez de Pineda., Virginia. (1968). Familia y Cultura en Colombia: tipologías, funciones y dinámicas de la familia. Manifestaciones múltiples a través del mosaico cultural y estructuras sociales. Tercera edición. Universidad de Antioquia. Medellín. 1993.

Gutiérrez de Pineda., Virginia. (1963). La familia en Colombia. Trasfondo Histórico. Segunda edición. Ministerio de Cultura. Editorial Universidad de Antioquia. Medellín. 1997.

Encuesta Nacional de Demografía y Salud. (2015). Profamilia. Bogotá.

(1).  Henao, H. (1993). Virginia Gutiérrez de Pineda: una vida y una obra para la ciencia  social. Prólogo a la tercera edición de Familia y Cultura en Colombia. Universidad de Antioquia. Medellín.  Pág.: XXII.

(2).  Echeverri. L. (2014).  Virginia Gutiérrez de Pineda: ve lo que todos han visto pero piensa lo que otros no han pensado. Revista Nómadas. Nª 6.  Universidad Central. Bogotá.
(3). Giraldo, Jorge  y otros. (2013). Valores,  representaciones y capital social en Antioquia 2013. Universidad EAFIT. Medellín.

(4). Bedoya, M. (2018). La gestión de sí mismo. Ética y subjetivación en el neoliberalismo. Editorial Universidad de Antioquia. Medellín.

(5). Palacio. M. (2018).  El tema de familia clave de la política pública en Colombia: algunas reflexiones. Congreso Internacional de Familia. REFMUR. Cartagena de Indias.

(6). Galvis. L. (2011). Pensar la familia hoy. Editorial Aurora. Bogotá.

(7). Pachón. X. (2008). Virginia Gutiérrez de Pineda y su aporte al estudio histórico de la familia en Colombia. Revista Maguare. Nª 19. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá.

 (8). Herrera, Marta Cecilia y otro. (1987). Virginia Gutiérrez e Pineda: una vida de pasión, investigación y docencia. Boletín Cultural y Bibliográfico Nª 10. Volumen 24. Biblioteca Luis Ángel Arango. Bogotá.

Blog en Google: Familia y otros: ¿Qué puede y no puede hacer un Ministerio de Familia por las familias de Colombia? Luis Julián Salas Rodas. 2018.

September 18, 2018

¿QUE PUEDE Y NO PUEDE HACER UN MINISTERIO DE FAMILIA POR LAS FAMILIAS DE COLOMBIA?




¿QUÉ PUEDE Y NO PUEDE HACER UN 
MINISTERIO DE FAMILIA  POR LAS FAMILIAS DE COLOMBIA?


Luis Julián Salas Rodas

Sociólogo

Especialista y Magíster en Ciencias Sociales

Magíster en Ciencias de la Educación


Blog en Google: familia y otros

Twitter: LuisJulianSalasR

Medellín – Colombia


El propósito de este ensayo es analizar argumentos en pro y en contra del proyecto de Ley 033 de creación del Ministerio de la Familia del representante  conservador a la Cámara por Bogotá Juan Carlos Wills Ospina. Se dará cuenta, además, de los antecedentes históricos en cuanto a la legislación y las instituciones gubernamentales  de atención a la familia así como los problemas y retos que la Política Pública para las Familias afronta y trata de solucionar. (La bancada del partido político Cambio Radical también presentó su propuesta de creación del Ministerio de la Familia, hecho que obliga a concertar la unidad de materia de ambas iniciativas legislativas). 

La familia en la Constitución Política de 1991, en la jurisprudencia de la Corte Constitucional y en el Código Civil

Es sólo a partir de la Constitución Política de 1991 que la familia fue reconocida como un sujeto político a la cual tanto el Estado como la sociedad deben protección integral. Si bien el artículo 42 de la Constitución define la conformación de la familia como la unión de un hombre y una mujer ya sea por vínculos naturales de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla, la Corte Constitucional en diversas jurisprudencias ha conceptuado la validez de otras y nuevas formas de organización familiar distintas a la familia nuclear. Estas decisiones de la Corte tienen su origen en la negativa de las fuerzas políticas e ideológicas conservadoras en el Congreso de la República para reformar y adecuar a la legislación a las nuevas realidades sociales y culturales de las familias. Al respecto dijo la Corte Constitucional en la sentencia C-577 de 2011, acerca de los derechos de las familias homoparentales, en cuanto a lo que se considera, desde lo jurídico, familia:  

Así las cosas, la protección a las parejas homosexuales no puede quedar limitada a los aspectos patrimoniales de su unión permanente, porque hay un componente afectivo y emocional que alienta su convivencia y que se traduce en solidaridad, manifestaciones de afecto, socorro, ayuda mutua, componente personal que, además, se encuentra en las uniones heterosexuales o en cualquier otra unión que, pese a no estar caracterizada por la heterosexualidad de quienes la conforman, constituya familia.   

Es en el Código Civil de 1872 donde se define el matrimonio como un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen con el fin de vivir juntos, de procrear y de auxiliarse mutuamente. Es esta definición del Código Civil la que retoma la Constitución del 91 en el ya citado artículo 42. El Código Civil trata de las personas tanto jurídicas como naturales. No se refiere, en ningún caso, a las familias sino a las obligaciones que las personas tienen entre sí debidas al parentesco. No existe en Colombia un Código de Familia que compendie y ordene toda la normatividad jurídica del derecho de familia a semejanza del Código de Infancia y Adolescencia de la Ley 1098 de 2006.

La Constitución de 1991 promulgó al Estado colombiano como un Estado Social de Derecho en el cual se reconocen la titularidad de los derechos humanos de las personas y de los grupos étnicos y poblacionales que conforman la sociedad donde debe prevalecer el interés general. Esa así como la Constitución dio también, al igual que a la familia, estatus de sujeto político a los niños, niñas, jóvenes, mujeres, adultos mayores y personas en situación de discapacidad. Este reconocimiento constitucional dio pie a la formulación de políticas públicas y al diseño y ejecución de programas gubernamentales de los entes territoriales y agencias a dichos colectivos con cargo a presupuestos de los planes de desarrollo. La política pública para el desarrollo integral de  la Primara Infancia de Cero a Siempre, fue elevada a política de Estado mediante la Ley 1804 de 2016.


La Ley 1361 de 2009 de Protección Integral a la Familia,  la Política Pública Nacional de Familia y la Ley 1857 de 2017

Solo fue hasta el año 2009 con la expedición de la Ley 1361 de Protección Integral a la Familia, que se hizo obligatorio para los entes territoriales, nación, departamentos, municipios y distritos, formular una política pública para las familias pertenecientes a cada ente. La Ley 1361 reconoció 19 derechos a las familias y estableció 11 deberes, bajo el principio de la corresponsabilidad, al Estado y la sociedad. Ordenó, además, la creación de Observatorios de Familia en los entes territoriales y oficializó el 15 de mayo como el Día Nacional de la Familia. Esta Ley ordenó al Ministerio de Salud y Protección Social la elaboración del documento de la Política Pública Nacional de Apoyo y Fortalecimiento a las Familias (PPNAFF), gestión que contó con la participación de la Mesa Técnica Nacional de Familia. (Este documento ya es oficial y puede ser consultado en la página web del Ministerio).

La importancia de la Ley 1361 con respecto a las familias es que les otorga, de hecho, el estatus de un Sujetos Colectivos de Derechos y Obligaciones, el de Agentes Transformadores y Sistemas Vivos, conceptos que son asumidos en el documento de la Política  Nacional de Apoyo y Fortalecimiento, ya citado, como:

Sujetos colectivos de derechos con capacidad de agencia. Las familias son una unidad en razón a sus vínculos de afecto y a la convivencia. Son agentes corresponsables de los derechos de sus integrantes y mediadoras con el Estado y la sociedad para su garantía.

Agentes transformadores que al desarrollar capacidades en los diversos escenarios de la vida cotidiana para asumir autonomía y responsabilidad, aportan al desarrollo de los proyectos de vida  individual de sus integrantes, así como al desarrollo social y comunitario.

Sistemas vivos que actúan como redes de vínculos y relaciones en constante proceso de autorregulación y desarrollo, que tienen en cuenta los conflictos inherentes, y la crisis como oportunidades para potenciar sus capacidades y recursos.

La política comprende que las familias son sujetos colectivos de derechos, que transitan por diferentes entornos en los que se encuentran y donde sus integrantes se desarrollan, y que actúan como agentes de transformación social, debido a su capacidad de potenciar el desarrollo tanto de cada uno de sus miembros, como a nivel colectivo y social.

La Política Nacional de Apoyo y Fortalecimiento a las Familias no está concebida a atender de manera exclusiva y hegemónica a las familias nucleares de las que trata el artículo 42 de la Constitución sino que incluye a todas las formas de organización familiar presentes en la sociedad. En este sentido es una política no discriminatoria ni excluyente sino realista.

Nueve años después de la expedición de la Ley 1361 del 2009 el cumplimiento por parte de los entes territoriales del país no ha sido el más representativo. Pocos departamentos y municipios tienen formulada y en ejecución la política pública local de familia tales como los departamentos de Santander, Boyacá y los municipios de Medellín, Cali, Envigado, Palmira, Rionegro-Antioquia, Sabaneta, y Bogotá D.C. Está en mora la Procuraduría General de la Nación de exigirle a los entes territoriales el cumplimiento de la Ley 1361 de 2009.

Otro avance en la legislación de familia fue la expedición de la ley 1857 de 2017 que complementó la Ley 1361 de 2009 en los siguientes aspectos:

      Inclusión a las personas en situación de vulnerabilidad o violación de sus derechos en rutas de atención, con sus familias, para acceder a programas de sociales y de subsidios.

   Conformación de equipos transdisciplinares de acompañamiento familiar en las entidades encargadas de la protección de las familias y sus miembros en sus planes de intervención.

    Adecuación de horarios laborales para facilitar el acercamiento del trabajador con los miembros de su familia.

      Implementación de una jornada familiar semestral en las empresas.

      Día de la Familia como Día sin Redes: promover, en los operadores de telecomunicaciones de internet y telefonía móvil, mensajes y campañas acerca del uso responsable de los medios digitales y sus riesgos.

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF y su énfasis en el trabajo con la Primera Infancia y no con las familias

Fue en la administración del presidente Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) que se dio origen, por la Ley 75 de 1968, al ICBF como un establecimiento público descentralizado, con personería jurídica, autonomía administrativa y patrimonio propio. La protección a la niñez más desamparada  y la promoción de la paternidad responsable fueron los temas que concitaron el interés inicial del instituto. Después llegaron los Centros de Atención al Preescolar, los Hogares Infantiles, los Hogares Comunitarios de Bienestar, los Hogares Sustitutos. La misión actual del ICBF es la de:

Trabajar con calidad y transparencia por el desarrollo y la protección integral de la primera infancia, la niñez, la adolescencia y el bienestar de las familias colombianas.

La cobertura geográfica y poblacional de los programas y servicios del ICBF en la actualidad, 2018, es de 8 millones de personas en 33 sedes regionales y 211 centros zonales del país. Al ser el ICBF el operador principal de la Política Pública de la Primera Infancia esta situación se ve reflejada en el peso que tiene en la destinación del presupuesto anual:

DISTRIBUCIÓN PRESUPUESTAL POR PROYECTO
ICBF 2017





Cifras en COP ($)




NOMBRE PROYECTO
APROPIACIÓN VIGENTE (Enero 02-2017)
%
 APROPIACIÓN VIGENTE
(Diciembre 31-2017)
 %
FUNCIONAMIENTO
                  353.511.941.541
6,3%
                   398.846.996.441
6,5%
GASTOS DE PERSONAL
                  296.927.612.266
5,3%
                   340.326.853.026
5,6%
GASTOS GENERALES
                    40.239.314.275
0,7%
                     40.239.314.275
0,7%
TRANSFERENCIAS
                    16.345.015.000
0,3%
                     18.280.829.140
0,3%
INVERSIÓN
              5.260.162.290.480
93,7%
               5.706.907.605.379
93,5%
PRIMERA INFANCIA
              3.529.869.884.870
62,9%
               4.018.763.465.980
65,8%
PROTECCION
                  972.114.204.628
17,3%
                   935.922.164.333
15,3%
MODELO INTERVENCION
                  214.767.105.407
3,8%
                   210.575.300.615
3,4%
NUTRICION
                  191.380.755.660
3,4%
                   191.080.612.456
3,1%
GENERACIONES
                  111.339.597.600
2,0%
                   111.062.400.788
1,8%
FAMILIA
                  108.215.828.958
1,9%
                   108.041.828.958
1,8%
CONTRUCCION
                    53.883.498.395
1,0%
                     53.673.498.395
0,9%
TECNOLOGIA
                    51.411.956.477
0,9%
                     52.254.315.017
0,9%
SNBF
                    14.679.458.485
0,3%
                     14.552.293.765
0,2%
COMUNICACIONES
                      7.000.000.000
0,1%
                       6.960.000.000
0,1%
EVALUACION
                      5.500.000.000
0,1%
                       4.021.725.072
0,1%
Total general
              5.613.674.232.021
100,0%
               6.105.754.601.820
100,0%

Como puede apreciarse del presupuesto anual del ICBF, de más de 6 billones de pesos,  el 65.8% está comprometido a desarrollar la estrategia de Cero a Siempre en atención directa a la Primera Infancia mediante la ejecución de los convenios de aportes con las entidades sin ánimo de lucro adscritas al sistema nacional de bienestar familiar, las cuales también contribuyen con recursos propios al desarrollo de los convenios.  A pesar de la cuantía de la inversión el ICBF no se logra la cobertura universal para la población infantil entre los 0 y 5 años. Cifras proyectadas al año 2015 indicaban que en el país existían 5.174.658 niños y niñas entre 0 y 5 años. (DANE-2010. Proyecciones nacionales y departamentales de población 2005-2020. Estudios Postcensales). Datos del ICBF del 2016 dan cuenta que ese año fueron atendidos en el programa de Cero a Siempre 1.928.278 niños y niñas entre los 0 y 5 años. (www.Icbf.gov.co. Contexto externo e interno del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar). Lo anterior significa que la cobertura del programa de Cero a Siempre alcanza una cobertura de sólo el 37.2% de la población infantil entre los 0 y 5 años.

El segundo rubro más destacado es la atención en protección o sea en los procesos de restablecimiento de derechos a los niños, niñas y adolescentes, con el  15.3% del total del presupuesto:

A diciembre de 2014, el ICBF adelantaba 428.091 procesos para restablecer derechos de los niños, niñas y adolescentes. La mayoría de los casos tiene que ver con situaciones de abandono, maltrato infantil y violencia sexual. El 41.7% de las víctimas tiene entre 12 y 18 años. Según el mismo instituto, en Colombia se registran alrededor de 45 casos diarios de maltrato, en los cuales 3 de cada 4, son sus padres y madres biológicos los agresores. (Forjando ilusiones. Informe de Gestión 2014. Comité Privado de Asistencia a la Niñez – PAN. Pág.: 4).

La cifra diaria de restablecimiento de derechos no decrece, por el contrario aumenta según declaraciones de la entonces directora del ICBF Karen Abudinen dadas al periódico El Heraldo de Barranquilla el 19 de noviembre de 2017:

En lo corrido del año, el ICBF ha abierto cerca de 17.000 procesos de restablecimiento de derechos de niños, niñas y adolescentes, de los cuales 8.340 están relacionados con violencia y abuso sexual, 8.050 con maltrato, principalmente en Bogotá y en los departamentos de Antioquia, Arauca, Atlántico y Bolívar.

Y, quizás, por tener que atender esta cifra tan alta de niños, niñas y adolescentes vulnerados se deja de lado la atención de otros integrantes de la familia como las personas adultas y adultos mayores que como sabemos, debido al fin de la transición demográfica de la población, la sociedad colombiana viene envejeciendo y ésta situación genera nuevas problemáticas tanto en la vida personal como familiar. El programa de Generaciones con Bienestar no debería ser solo para niños, niñas y adolescentes sino, bajo un enfoque de generación, extensivo para personas adultas y adultos mayores. Hay que promover en las familias el Encuentro Generacional. 

Contrasta las cifras de inversión del presupuesto anual del ICBF en Primera Infancia y Protección con lo destinado a Familia: 108 mil millones de pesos, que representan tan sólo el  1.8% del presupuesto. Familias con Bienestar es la oferta que tiene el instituto para prevenir la violencia intrafamiliar y promover la convivencia armónica. En el 2018 se trabajó con 122.000 familias. 59.160 familias más si sumamos la modalidad de Familias con Bienestar para la Paz, en cumplimiento del Plan Nacional de Desarrollo, para lo cual se adicionó una inversión de $53.000 mil millones. (www.icbf.gov.co/familiasconbienestar). 181.160 familias atendidas de un total de 11.000.000 millones de hogares  con que cuenta el país es una cobertura muy pero muy baja. Una gota de agua en un océano. (www.dane.gov.co/censo2018).

¿Por qué en las familias colombianas tanto los padres y madres biológicas, como los parientes cercanos,  son tan agresores de sus hijos e hijas? ¿Cuáles son las causas reales que llevan a las familias a vulnerar, en forma permanente y reiterativa, los derechos de niños, niñas, adolescentes e incluso adultos mayores? Las primeras indagaciones deben dirigirse a que derechos y obligaciones el Estado y la sociedad les han incumplido a las familias. Pongámonos en la tarea de revisar y evaluar el cumplimiento de cada uno de los 19 derechos y 10 deberes que la Ley 1361 de Protección Integral a la Familia adscribió al Estado y a la sociedad con respecto al bienestar y calidad de vida de la familia y sus integrantes. ¿Si a ellas se les incumple, como, a su vez las familias no van a incumplirle a sus integrantes?

La Constitución de 1991 señala que el Estado, la sociedad y las familias son corresponsables en la debida atención a la infancia, ¿pero si tanto el Estado como la sociedad no asumen sus responsabilidades directas con las familias, como pueden estas ser señaladas, casi siempre,  como las culpables directas de la vulneración de los derechos de sus integrantes? Dos ejemplos de incumplimiento secular: la desnutrición crónica en niños y niñas menores de 5 años es del 13.2%. (Fuente: Fundación Éxito). Cerca de un millón de padres y madres son analfabetas estructurales. (Fuente: Ministerio de Educación Nacional).  ¿No corresponde, en primera instancia, tanto al Estado como a la sociedad evitarles a las familias tales condiciones de extrema pobreza?

El Estado colombiano, como hemos visto, invierte billones de pesos en procesos de restitución de derechos y de protección a la infancia y adolescencia mientras que invierte menuda en programas universales de promoción y prevención a las familias, que por cierto son discontinuos, de corta duración  y cuestionable impacto.

Los miles y miles de casos de restitución de derechos  son en extremo, cada uno de ellos, preocupantes por cuanto evidencia que solo nos estamos ocupando  en tratar de resolver los efectos y no las causas primarias y generadoras del abandono, el maltrato, el abuso sexual y la violencia intrafamiliar: y, lo más grave, es que en vez de decrecer año tras año  aumentan los casos de vulneración.  Miles y miles de casos, de procesos denunciados, sin contar los que no se denuncian ni se llegan a conocer, de los cuales la Opinión Pública, las autoridades y la ciudadanía no se entera de su efectividad y buen término. De ahí que la respuesta del Estado y la sociedad para la solución real de esta problemática de las familias colombianas no puede seguir siendo la tradicional del ICBF: más cupos, más contratos de aportes, más Hogares de Paso, más Hogares Sustitutos, más ONG operadoras, más lineamientos técnicos. En síntesis: más de lo mismo.   

Si por el ICBF llueve… por las Comisarías de Familia no escampa…

Las Comisarías de Familia en Colombia (CDF) fueron creadas a partir del Decreto 2737 de 1989, bajo el Código del Menor, y hacen parte del Sistema Nacional de Bienestar Familiar (SNBF). Son de carácter municipal o distrital. Su función es la de proteger los derechos vulnerados de todos los integrantes de la  familia para lo cual recepcionan denuncias, intervienen, toman medidas de conciliación en caso de conflictos intrafamiliares, de alimentos, custodia de los hijo y tramitan solicitudes de protección por violencia intrafamiliar de acuerdo con las disposiciones de Ley.  Toda Comisaría de Familia debe de contar con un equipo interdisciplinario de profesionales  en el área del trabajo social y la psicología el cual está a cargo de un profesional en derecho.

Las Comisarías de Familia dependen de la categoría y de los recursos que el municipio o el distrito este en condiciones de aportar para su cabal funcionamiento. No todas cuentan con el personal suficiente o las condiciones locativas adecuadas que permitan atender la privacidad de las familias consultantes por causa de hacinamiento, además carecen de equipos tecnológicos y salas de audiencia. Hay municipios donde un solo funcionario debe atender y resolver solo todos los casos que se presentan. El incremento constante de las denuncias sobre violencia intrafamiliar, en especial el maltrato hacia las mujeres y los hijos, desborda la capacidad de atención del personal y redunda en muchas ocasiones en falta de la debida diligencia, incumplimiento o impunidad. Otro factor que incide en forma negativa es la incapacidad de otras  agencias del Estado como la Fiscalía General de la Nación y las instituciones de salud y protección para prestarle servicios y ayudas a las familias consultantes. No menos importante es la carencia de ayuda y soporte emocional para los funcionarios de las Comisarías que se ven abrumados por la escucha permanente de casos difíciles. Y por estar desbordadas en la atención directa no tienen tiempo, ni recursos, para realizar o contratar programas de promoción y prevención del buen trato y la convivencia familiar.  Un gran beneficio se haría a las Comisarías de Familia con la expedición de un Código de Familia que ordene y clarifique la normatividad jurídica. En muchas ocasiones los profesionales de las Comisarías se muestran más preocupados por asegurar, por encima de cualquier circunstancia del entorno, el cumplimiento estricto de las rutas, de los términos y el protocolo jurídico de los procesos a cargo, para evitarse futuras investigaciones de la Procuraduría General de la Nación, que la justa resolución de los problemas de los consultantes en atención de sus propias realidades objetivas y subjetivas.

¿Qué puede hacer un Ministerio de Familia por las Familias de Colombia?

El artículo 5ª del proyecto de creación del Ministerio de la Familia manifiesta: Créase  el Ministerio de la Familia como organismo rector del Sistema de Protección, Emprendimiento y Formación Integral de la Familia, encargado de formular, coordinar, ejecutar y vigilar la política del Estado en esta materia, en concordancia con los planes y programas de desarrollo.

En la actualidad existe, a cargo del ICBF, el Sistema Nacional de Bienestar Familiar que articula y coordina todas las organizaciones públicas y privadas que tienen que ver con los grupos poblacionales atendidos por el ICBF. El proyecto de Ley refiere como organismo rector un Sistema de protección, Emprendimiento y Formación Integral de la Familia. ¿Este nuevo organismo que se propone reemplazaría al Sistema Nacional de Bienestar Familiar?

Razones, motivos y propuestas a tener en cuenta en la creación y puesta en funcionamiento de un Ministerio de Familia :

·   Necesidad de arbitrar más recursos, más y mejor articulación y vinculación de  todas las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que tienen como misión el trabajo con las familias. En el caso del ICBF las cifras y los resultados dan cuenta de la imposibilidad, cuantitativa y cualitativa, de alcanzar un mayor cubrimiento poblacional y geográfico en la atención a las familias y sus integrantes. En lo referente a las Comisarías de Familia están deberían seguir siendo de orden municipal o distrital, lo que se requeriría es apoyo del nuevo Ministerio en dotación, infraestructura y capacitación mientras que los entes territoriales se seguirán encargando de su operación y planta de personal.
·  Hacer de la familia el eje estructurante de la gestión con las personas y los grupos poblacionales. En el paradigma de los Derechos Humanos las personas son las titulares de los derechos, de ahí que la Constitución colombiana le reconozca a ellas como titulares activos de derechos. Esta es la razón del porque existen diversas políticas públicas que orientan programas y asignan presupuestos y competencias a los grupos  poblacionales como infancia, jóvenes, mujeres, adultos mayores y personas en situación de discapacidad. Y esta focalización ha traído consigo la fragmentación de la política social en consejerías y oficinas de atención para cada colectivo. Es en la dimensión de la “Unidad Persona–Familia” donde debe centrarse la gestión del Ministerio.
·   Denominar al Ministerio de la Familia como el Ministerio de la Familia y el Desarrollo Social. Proponer solo el Ministerio de la Familia da a entender, en el imaginario colectivo y las representaciones sociales, que solo se ocuparán de las familias. El proyecto de creación del Ministerio propone tres Viceministerios: poblacional, de la Mujer y de inclusión social.  El poblacional tendría cuatro Direcciones: primera infancia e infancia; adolescencia y juventud; adulto, vejez y envejecimiento. El Viceministerio de la Mujer contaría con dos Direcciones: mujer rural y Dirección de empoderamiento económico. El Viceministerio de Inclusión Social, a su vez, tendría dos Direcciones: la de grupos étnicos y la de discapacidad. El organigrama que propone el Ministerio de la Familia contempla, de forma coherente y articulada, el trabajo con los grupos poblacionales y colectivos más significativos que tienen que ver con  el bienestar general y el desarrollo social. El ejemplo del gobierno chileno, segundo mandato del Presidente Sebastián Piñeras, que es coincidente en el tiempo con el proyecto colombiano lo denomina Ministerio de la Familia y el Desarrollo Social. Es un nombre más incluyente y diciente que solo el Ministerio de la Familia, genera, además menos resistencias y temores.   
·     Desarrollar y hacer cumplir a los entes territoriales la Ley 1361 del 2009, de Protección Integral a la Familia y la Ley 1857 de 2017 que la complementa. Estas dos leyes constituyen un marco jurídico viable y pertinente para la orientación de las acciones y programas que el Ministerio, en corresponsabilidad con la sociedad civil, podría ejecutar. Lo ordenado en estas dos leyes no se cumple a cabalidad por ausencia de una institución gubernamental que las haga exigible. El Ministerio de la Familia (y el Desarrollo Social) sería el ente oficial que tomaría a su cargo el cumplimiento de las disposiciones de estas leyes en las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales. La Ley no resuelve todos los problemas de las personas, de las familias y de la sociedad, pero sin el acatamiento de la Ley no es posible iniciar su resolución.
·     Adoptar la Política Pública de Apoyo y Fortalecimiento a las Familias. Tal como lo comentamos al principio del texto ya existe, con aprobación oficial, del Ministerio de Salud y Protección Social una Política Pública en este sentido, la cual ha sido socializada y conocida en las regiones tanto por este Ministerio como por la Mesa Temática Nacional de Familia. Hay pues un trabajo adelantado en la materia del cual partir. Está pendiente la formulación del documento CONPES respectivo.
·      Afirmar el reconocimiento de la Familia como un Sujeto Colectivo de Derechos y Obligaciones. Los 19 derechos reconocidos a las familias por la Ley 1361 de 2009 hacen de ellas un Sujeto Colectivo de Derechos. Este reconocimiento posibilita hacer compatible los derechos individuales de cada uno de los miembros de la familia con los 19 derechos colectivos. De esta manera se da sustento legal al trabajo coordinado y articulado de la “Unidad Persona–Familia”. En este sentido ya hay un reconocimiento explícito en el documento de la Política Pública Nacional de Apoyo y Fortalecimiento a las Familias.  La Constitución enuncia que cualquier forma de violencia lesiona la armonía de la familia. La violencia intrafamiliar atenta contra la dignidad e integridad de los miembros de la familia, vulnerando sus derechos individuales. El respeto debe ser mutuo: de la familia a sus integrantes y de sus integrantes a la familia.
·     Introducir la perspectiva de familia en las políticas y los programas sociales del Gobierno y el Estado. La Ley 1361 de 2009 y la Ley 1857 de 2017 requieren de la gestión mancomunada de distintos Ministerios como el de Trabajo, Salud, Vivienda, Educación y del Interior. El solo Ministerio de la Familia y el Desarrollo Social no tendría las facultades y los recursos suficientes para hacer efectivos los derechos reconocidos a las familias en las citadas leyes. La creación de este Ministerio sería la oportunidad para introducir la perspectiva de familia en la formulación de las políticas sociales de los entes territoriales y sus planes de desarrollo, a semejanza de lo ya logrado por la por la perspectiva de género. De esta forma podría avanzarse en una política social más coherente y unificada evitando la dispersión que hoy existe. La perspectiva de familia ha sido incorporada, de manera parcial, en los programas de reducción de la pobreza extrema vía subsidios y oferta de servicios institucionales como es el caso de Medellín Solidaria o Vivir Mejor del municipio de Envigado. El problema reside en que muchas familias prefieren seguir viviendo en forma permanente de los subsidios y muchas de ellas, además, regresan, después de un tiempo, a su situación inicial de pobreza extrema.  
·       Adoptar el enfoque de las capacidades en el trabajo con y para las familias.  Históricamente as instituciones públicas, privadas y religiosas ha sido considerar a las familias desde el enfoque de la beneficencia, el asistencialismo, la caridad, la filantropía, la vulnerabilidad, el riesgo y el desvalimiento. Esta forma de mirar y abordar a las familias solo desde las carencias y las problemáticas las ha vuelto sujetos pasivos, sin iniciativa y a la espera, siempre, de subsidios, ayudas y auxilios materiales tanto del Estado como de la sociedad civil. Adoptar el enfoque de las capacidades es invertir la mirada y el abordaje desde las capacidades y las fortalezas internas de las familias, de sus posibilidades de cambio y de libertad de elección. El enfoque de las capacidades tiene por objeto que las familias respondan menos a los subsidios y más a los incentivos, que pasen de la independencia a la autonomía. El enfoque de las capacidades también puede influir a que las familias no solo sean reclamantes de derechos sino que asuman las obligaciones que la Ley les determina. El Código de Infancia y Adolescencia señala 15 obligaciones que las familias deben cumplir para la garantía de los derechos de estos integrantes; obligaciones que en la práctica poco se cumplen. 
·        Hacer de las familias no solo un Sujeto Colectivo de Derechos y obligaciones sino, también, un  actor social  y político.   Los derechos otorgados a las familias por la Constitución y la Ley son condiciones necesarias más no suficientes. Están escritas pero son letra muerta si las mismas familias no se informan, toman conciencia y las hacen exigibles ante las respectivas autoridades.  Para que tal hecho ocurra es indispensable apoyar y acompañar a las familias para que se conviertan en un actor social y político, con poder de convocatoria y de reconocimiento, ante otros actores. Empoderar a las familias para que ellas mismas se representen como un actor colectivo frente al Estado y la sociedad, y dejen de ser siempre las víctimas o las destinatarias del asistencialismo. No se trata, tampoco, que todos los integrantes de una familia se conviertan en los voceros de las mismas. Se trata de que algunos de sus integrantes asuman el liderazgo frente a la concreción de uno o varios de los derechos ya reconocidos, a semejanza de lo que ya han conseguido, los colectivos de mujeres, y de jóvenes. Los millones de familias desplazadas por el conflicto interno al ser consideradas solo como víctimas, y no como un actor social y político, hizo necesario que la Corte Constitucional declarara “el Estado inconstitucional de cosas” frente a esta población, obligando al Estado a formular tanto política `pública, normatividad jurídica y asistencia humanitaria para ellas. 
·    Incluir a las familias inmigrantes y transnacionales en la Política Pública y los programas de  atención de los entes territoriales. Colombia se ha caracterizado por la inmigración de su población hacia otros países en busca de mejores oportunidades y nivel de vida. Se estima que alrededor de cinco millones de personas viven fuera del país pero la mayoría de ellos aún conservan comunicación, vínculos y relaciones con sus familias de origen. El envío mensual de remesas en dinero para sufragar los gastos de los familiares que viven en el país es una muestra de ello. 6.120 millones de dólares es la proyección de las remesas de los colombianos que viven en el exterior. Una cifra significativa que supera con creces los dineros que se reciben por concepto de la cooperación internacional. (Periódico  El Tiempo, 10 de julio de 2018). Es un fenómeno real, como lo  es, también, el drama existencial de miles de personas y familias venezolanas que se han visto obligadas a emigrar de su país en busca de oportunidades en Colombia que les permitan mitigar sus difíciles situaciones económicas causadas por el régimen político que allí  impera. Según estadísticas de Migración Colombia alrededor de un millón de venezolanos están ya en territorio colombiano siendo su decisión el quedarse viviendo en del país. Así que la Política Pública no debe ya concebirse, únicamente,  para las familias residenciadas en el territorio nacional sino que debe incluir a las familias transnacionales y a las familias inmigrantes.
·        Adscribir al ICBF y crear la Superintendencia de la Familia.  En la actualidad el ICBF depende del Departamento de la Prosperidad Social (DPS). Adscribir el ICBF al Ministerio de la Familia sería una decisión acertada para dotarla de más recursos y mayor peso político que le posibiliten ampliar la cobertura geográfica y poblacional que aún le falta por atender. El ICBF tiene la doble facultad de conceder autorizaciones y licencias de funcionamiento para entidades privadas sin ánimo de lucro que hacen parte como operadoras en el Sistema Nacional de Bienestar Familiar como también la facultad de sancionarlas y retirar licencias y autorizaciones. La inspección, vigilancia y control a los miles de operadores y contratistas desgasta al ICBF en tiempo y recursos e imagen.  A semejanza de las Superintendencia Financiera y la Superintendencia de Industria y Comercio, la Superintendencia de la Familia cumpliría las funciones de inspección, control, vigilancia y sanciones liberando al ICBF de esta tarea, y al igual que las demás superintendencias estas serían financiadas con los recursos de los contratistas y operadores. La Superintendencia de la Familia podría, además, ser vigilante de la contratación del ICBF asunto en el cuál es deficiente. Conocidos por la Opinión Pública han sido los escandalosos casos de robo  y fraude a la alimentación de los niños por parte de contratistas inescrupulosos.  
·      Priorizar el trabajo promocional y preventivo con y para las familias. Hemos apreciado como el ICBF y las Comisarías de Familia están desbordadas, no dan abasto, a la atención y procura de solución de los problemas legales y de convivencia de las familias. Se interviene en los efectos pero poco se actúa en las causas que dan origen a la consulta. Hay que replantear toda la estrategia de los programas de promoción y prevención. No se logran resultados e impacto con proyectos de bajo presupuesto, de corta duración, discontinuos y sólo con base en talleres y conferencias. No. Hay que innovar en los procesos de convocatoria, retención y metodologías que hagan atractiva la permanencia de las familias y sus integrantes. El modelo de Escuela de Padres, tal como lo conocemos, es obsoleto. Hay que potenciar y replicar más experiencias exitosas como la estrategia de Cualificación a Familias en Cuidado y Crianza (CuidArte). Iniciativa que surgió en el Ministerio de Educación en el 2010: esta estrategia busca fortalecer los vínculos entre las niñas y los niños, con sus familias y con las personas responsables de su cuidado, a través de la creación de ambientes enriquecidos, seguros, protectores, incluyentes, participativos y democráticos…a través de uso de metodologías basadas en el diálogo de saberes en torno a los aconteceres de la vida de las niñas y niños entre los 2 y los 6 años, como jugar, comer, dormir, despertar, entre otros.  (www.deceroasiempre.gov.co. Informe de rendición pública de cuentas en Primera Infancia 2012-2017. Pág.: 152).  Si se apoya y acompaña a las familias para que estas no sigan siendo entornos destructores sino entornos protectores donde se respeten los derechos de sus integrantes, se cambien el sistema de creencias, las conductas y pautas de crianza que legitiman la violencia y el autoritarismo, por otras que promuevan las expresiones del afecto, la solidaridad y la convivencia pacífica y democrática, podríamos, en el tiempo, empezar a ver reducciones significativas en las cifras de consultantes del ICBF y las Comisarías de Familia. Ampliar,  profundizar y dar continuidad al trabajo promocional, preventivo y formativo con las familias desde el Ministerio harán posible que el ICBF no sea solo el Instituto  del Niño y de la Niña sino el Instituto donde tengan cabida todos los integrantes de las familias de Colombia. El ICBF debe cambiar la equivocada representación social de ser percibida, en ciertos sectores populares, no como la protectora de la niñez sino como la “quita niños” y sancionadora de los padres.
·   Promover la creación de un Sistema Nacional del Cuidado. La categoría del cuidado hace mención a toda actividad humana para reproducir y conservar la vida en condiciones de salud y dignidad. Todas las personas requerimos de cuidados y tenemos capacidad de cuidar de los otros. Cuidar implica  trabajo, tiempo, recursos y costos  en el caso del cuidado  familiar implica la existencia de un vínculo afectivo, emotivo, y sentimental entre la persona  que cuida y quien es objeto del cuidado. La familiarización del cuidado de las personas ha sido una práctica a cargo de las mujeres sin retribución económica. La organización social del cuidado implica, además, una acción de corresponsabilidad entre el Estado, la sociedad y la familia. Uruguay y Chile son los países que tienen en operación un Sistema Nacional de Cuidados el cual promueve la implementación de políticas públicas y la integración de los ministerios para atender a las personas y familias en situación de dependencia y vulnerabilidad. En Colombia ya está incorporada en las cuentas nacionales del DANE la Economía del Cuidado el cual comprende la producción, distribución, intercambio y consumo de los servicios dl cuidado. El valor económico del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado en 2017 fue de 185.722 miles de millones de pesos, el cual es superior al valor agregado bruto de las actividades económicas más relevantes de la economía colombiana, a precios corrientes de 2017, con una participación de 20.0% como porcentaje del PIB. (www.dane.gov.co/cuenta satélite economía del cuidado). La creación del Ministerio de la Familia y el Desarrollo Social sería la oportunidad para hacer posible que Colombia tenga, como otros países, un Sistema Nacional del Cuidado. Este Sistema haría posible reestructurar, agrupar y resignificar todos los programas de cerca de 22 entidades oficiales entre Ministerios y Consejerías que en la actualidad realizan con los distintos grupos poblacionales de manera dispersa y desarticulada.  
·     Vencer los temores y las resistencias de las feministas. La eliminación de toda forma legal de discriminación a las mujeres ha sido una conquista de los movimientos feministas en pro de lograr la igualdad jurídica frente al hombre y la equidad social y económica. Fue gracias a la lucha, denuncia y movilización de las mujeres, en Occidente, que se debilitó  al dominio masculino del Patriarcado en la familia. La derogación de la institución de la potestad marital que obligaba a la mujer sumisión y obediencia al hombre, refrendada en los Códigos Civiles de los países, ha sido un avance del acatamiento del paradigma de los Derechos Humanos. Debido a esta herencia histórica las feministas radicales mantienen el discurso en contra de la familia por seguirla considerando una institución opresora de la autonomía y desarrollo de la mujer para su incorporación a la vida pública de la sociedad. Asuntos que el propuesto Viceministerio de la Mujer debe asumir para despejar los temores y resistencias de las feministas.      

  ¿Qué no puede hacer un Ministerio de la Familia?

·    Anclarse en el modelo de la familia nuclear. No es la primera vez que se propone en el país la creación de un Ministerio de la Familia. En el pasado ya se habían presentado al Congreso proyectos en tal sentido que no fructificaron. La iniciativa siempre ha tenido más detractores que defensores. Siempre existe la suspicacia y el temor en la Opinión Pública que el Ministerio sea tomado por ideologías conservadoras confesiones religiosas para hacer apología del matrimonio heterosexual y de la familia nuclear en desmedro de otras formas de organización familiar, tal como lo hizo el ex procurador Alejandro Ordoñez en el desempeño del cargo. Tranquilizan los comentarios públicos del doctor Juan Carlos Wills autor del proyecto en la Cámara de Representantes en cuanto que el Ministerio debe de tener una concepción incluyente y amplia de familia que reconozca y trabaje con todas las formas de organización familiar. No puede caerse en lo que la reconocida socióloga, en temas de familia, María Cristina Palacio Valencia ha dado en llamar la nostalgia restaurativa de la familia: la nostalgia restaurativa se propone reparar y rescatar lo perdido. La hegemonía del mundo familiar en torno al modelo nuclear biogenético, con bilateralidad parental, co-presencia física y co-residencia en el mismo hogar, considerado como la familia adecuada, garante de la felicidad, y de manera fundamental, el desarrollo normal de niños y niñas. (Palacio V. María Cristina. El tema de familia clave de política pública en Colombia: algunas reflexiones. Congreso Internacional de Familia. REFMUR. Cartagena. 2018).
·         Dejar de seguir considerando como foco prioritario de atención la disfuncionalidad y la vulnerabilidad de las familias y los grupos poblacionales. El artículo 7ª del proyecto reza así: realizar investigaciones sobre las causas y consecuencias de la disfuncionalidad familiar y en especial, de los grupos familiares más vulnerables: niñez, mujer, juventud, ancianos, minusválidos y etnias, entre otros. No solo se confunde los grupos poblacionales con los grupos familiares sino que se insiste en ver en ellos sus debilidades antes que sus capacidades y fortalezas, (menciona minusválidos en vez de personas en situación de discapacidad) contradiciendo lo afirmado en la Política Pública Nacional de Apoyo y Fortalecimiento a las Familias. Y a propósito de la investigación en familia hay un déficit, cuantitativo y cualitativo, de nuevas investigaciones de la realidad de las familias en Colombia debido a la falta de presupuesto de Colciencias y de las universidades públicas. El Ministerio de la Familia podría aportar los recursos necesarios para superar este déficit.    
·   Qué se burocratice. Siempre que en una democracia se propone la creación de un nuevo Ministerio surgen las críticas y los opositores que acusan a este tipo de iniciativas de aumentar los gastos del Gobierno Central en burocracia. Razón nos les falta. Este riesgo existe. Sin embargo el proyecto contempla la supresión de entidades como el Departamento de la Prosperidad Social, la Consejería para la Equidad y la Mujer, la Consejería para la Primera Infancia y la dirección del sistema nacional de juventud “Colombia Joven”. Otras entidades del sector de inclusión social y reconciliación se trasladarían a otros Ministerios. La burocratización puede tener otra consecuencia y es la que el Ministerio quede “secuestrado” por los tecnócratas expertos que poco escuchan y tienen en cuenta el pensar y el sentir de las familias y comunidades en los territorios.
·      Qué no se asignen los recursos suficientes. Para que las intenciones políticas no se queden en declaraciones y discursos es necesario allegar recursos económicos suficientes. Nada dice el proyecto de creación del monto del presupuesto indispensable para el funcionamiento e inversión del Ministerio. Si bien se trasladaran dependencias y funcionarios se requerirá nombrar nuevos  puestos directivos, administrativos y técnicos con cargo al presupuesto nacional.  Participar con voz y voto en el Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes), tal como se enuncia en el numeral 20 del artículo 6ª del proyecto en cuestión, sería una oportunidad para allegar más recursos para el funcionamiento e inversión del Ministerio de la Familia, poder del cual carece hoy el ICBF. 
·    Qué se irrespete la privacidad e intimidad de las familias. El artículo 42 de la Constitución Política dice: la honra, la dignidad y la intimidad de la familia son inviolables. El Estado, con base en la Ley, puede y está obligado a intervenir en los asuntos de las familias cuando ellos afectan a sus integrantes en mandato de la misma Constitución: cualquier forma de violencia en la familia se considera destructiva de su armonía y unidad, y será sancionada de conforme a la Ley.  Cuando un integrante de la familia siente violado un derecho fundamental por parte de la familia o de uno de sus integrantes, incluyendo los parientes,  y lo denuncia ante una Comisaría de Familia o un Juzgado, el Estado tiene que intervenir para restablecer el derecho vulnerado. La antigua creencia de que la ropa sucia se lava en casa era la justificación del Régimen Patriarcal para maltratar a los miembros de la familia que no se sometían a la voluntad y desobedecían las órdenes arbitrarias del Páter Familias como abuso de las figuras de la Potestad Marital y la Patria Potestad.  Igual que el derecho a la vida privada y a la intimidad el principio constitucional del libre desarrollo de la personalidad debe ser respetado por el Estado, la sociedad y la familia.
   
Las 14 razones, motivos, propuestas, como quiera denominárseles, son más que suficientes para justificar la creación de un Ministerio de la Familia.  Los beneficios a obtener son mayores a los riesgos y los inconvenientes de no crearlo. En el mundo hay experiencias exitosas de Ministerios de Familia como el de Alemania cuyo nombre completo es Ministerio de la Familia, Tercera Edad, Mujeres y Juventud, fundado en 1953. En 2015 su presupuesto anual fue de 68.450 mil millones de euros, representando el 22.8% del presupuesto total del Gobierno alemán de dicho  año. Estas cifras evidencian la importancia que el gobierno de la República Federal de Alemania da a los asuntos de la familia, los grupos poblacionales y el desarrollo social.  (Valga anotar que el presupuesto de ingresos y gastos del Gobierno alemán es con cero déficit fiscal). (www.datosmacro.expansion.com).

Habíamos dicho que la familia tuvo su reconocimiento como sujeto político en la Constitución de 1991 pero solo después de transcurridas dos décadas la familia ha entrado a hacer parte de la agenda pública del Estado y la sociedad civil. Los asuntos de familia han dejado de ser temas de interés exclusivos de la academia, las iglesias, las ONG y las mujeres para ser objeto de la atención, la movilización y el debate de la Opinión Pública y los movimientos sociales. En el buen sentido del término la familia se ha “politizado” y eso constituye un gran avance en una sociedad por cuanto las decisiones más importantes que la afectan,  para bien o para mal, son siempre políticas. Las familias no son ni las salvadoras ni las destructoras de la sociedad.   El Ministerio de la Familia es, pues, una oportunidad histórica, en un momento oportuno, para reconocer, apoyar, empoderar y fortalecer a las familias de Colombia como la primera  agencia de formación del ser humano,  por cuanto todo aquello que las familias no asuman o dejen de hacer, en el desempeño de su rol y funciones, le toca al Estado y a la sociedad asumirlo de una u otra manera.

Esperamos que la iniciativa de creación del Ministerio de la Familia siga su trámite legal, que las personas y organizaciones interesadas expongan sus  argumentos  en las audiencias y que la  proyecto no se “hunda” y el Congreso le de las facultades al Presidente de la república para hacerlo realidad por el bienestar  y el desarrollo de las familias de Colombia.